Introducción
Es un gusto presentar a estas jóvenes artistas
y ex-alumnas mías, Rosario Rodríguez, Sara Salguero y Sther Velayos, con
el deseo añadido de que esta, su primera exposición, sea el inicio de una larga
y fructífera etapa de más exposiciones. Extiendo este deseo no sólo a ellas,
que se lo merecen, sino al bien común.
No ahondaremos demasiado en el estupor de esta
época, donde resuena como un golpe bajo, quién podía preverlo, aquella
apreciación de “malos tiempos para la lírica”. Admiremos, por tanto, que
a contracorriente de estos tiempos, malos para casi todo, malos para el arte
también, estas estudiantes de arte (y artistas en ciernes desde ahora), se empeñen
en “querer hacer arte”. Más valor si cabe, hablo de primera mano, cuando Rosario,
Sara, Shter, como numerosos estudiantes, han sacado adelante sus proyectos,
y a su propia Facultad de Bellas Artes (CES Felipe II), sin el respaldo
institucional.
Desprovistos, los estudiantes del CES,
de medios y fondos por la cicatería complutense, amenazado de cierre su lugar
de trabajo por el mismo rector que presume de amparar la educación y sus
educandos ¿Como no admirar entonces la ilusión y el esfuerzo obstinado de
estudiantes como Rosario, Sara y Sther para llegar a buen puerto?
Pero si la voluntad de ellas tres puede
remontar estos picos, debemos felicitarnos, además, que esta dedicación
apasionada obtenga tan sabrosos frutos. Así nuestras esforzadas artistas han
respondido con aquella máxima de carne marginal y “makokiana”, ilustre
filosofía visceral de la calle (donde más de una vez tuvimos que dar clase),
hoy de absoluta vigencia, “en un mundo sin ética sólo nos queda la estética”.
Se han vuelto nuestra artistas hacia el
ornato, de modo intuitivo, quién sabe si para denunciar y a la vez dulcificar
esta mala época. Lo han hecho en colaboración generosa y solidaria entre ellas
(e inteligente diría), no pensando a la manera de una colectiva en la que
cada parte se expone al lado de la otra, disímil o discordante, perdida en una
miscelánea de surtidos. Rosario, Sara y Sther, colaboradoras entusiastas
desde el inicio en todas las tareas expositivas y del proyecto, han buscado y
logrado imbricar la naturaleza heterogénea de sus piezas, en un conjunto híbrido
y armonioso, donde respiran sobre todo, los materiales, ese elemento tan añejo
que, a fuerza de realidades virtuales y paralelas, retornará a ser
absolutamente original, claro que distinto.
Aquí se abre una senda humilde con estas obras
que coinciden en el amor a la manufactura y al ejercicio paciente, atentas a lo
sensorial, con rescoldos de primitivismo, de superación de géneros, de
referencias artísticas diversas (sin despreciar la original contribución de “no
artistas” oficiales como Danilo Donati, por ejemplo), de juego, probaturas y
ensayos que están en la base de todo arte que merece ser llamado así.
Paco Giner
Profesor de escultura del CES
Felipe II
Nuestra visión
Cuando el escultor y amigo Paco Giner
nos propuso la idea de unirnos para realizar este proyecto común, nunca
pensamos que nuestras visiones artísticas pudieran llegar a estar tan
armonizadas.
Tras distintos encuentros y cambios de opinión,
nos pusimos en marcha asumiendo los roles que a cada una la favorecían y
haciendo que el proyecto fuera tomando forma, una forma cada vez más real y
palpable.
Esta exposición es el fruto de nuestro
trabajo, esfuerzo, ilusión, pero también es el fruto de la constancia, de la
insistencia y de las ganas de un buen montón de compañeros, de trabajadores y
de docentes de la Universidad de BBAA, que han seguido luchando por mantener la
magia que se produce cuando tantos creativos están juntos en un mismo centro.
Sin ellos quizás el CES Felipe II, ahora sería un mero recuerdo, por ello,
queremos darles nuestro más sincero agradecimiento, para no olvidar, que sin su
especial lucha, quizás no hubiera sido posible.
De la Escultura a la Joya es el encuentro entre
tres personas que tienen un mismo denominador, la pasión por la escultura y la joyería.
Es la unión de tres visiones diferentes de
expresión pero ensambladas en los conceptos más importantes, la intención de un
buen trabajo, el deseo de comunicar sentimiento, la entrega de un pedacito de
cada una de nosotras.
Concebimos la escultura como una prolongación
de nuestro carácter, como una lógica y coherente manera de entender la vida,
formando parte de nuestro amanecer, asumiendo la necesidad de crear sin límites
y naciendo cada mañana como miembro de un entorno cargado de sentimiento,
sensaciones y deseos.
Sara Salguero, afirma que la
escultura ha estado en ella desde siempre, incluso antes de saber que podría
crearla. Este sentimiento de pertenecer a la merced de la escultura la hace
especial, sensible, delicada, elegante, siento todos estos adjetivos un fiel
reflejo de su obra.
Para Rosario Rodríguez, la joyería es
el compendio de muchas de las disciplinas artísticas. Diseña, dibuja, produce,
esculpe y pinta todas sus obras, como no podía ser de otra manera sus trabajos
emanan carácter, entrega, fuerza, potencia, son ella en su máxima expresión.
En mis obras simplemente fluye, simplemente
dejo que suceda, el trabajo en hierro, es el camino por el que puedo comunicar
lo que no consigo decir de ninguna otra manera. Es lo más sincero que tengo
pues nace directo de lo que siento y de lo que soy.
Tres personas diferentes, con tres obras
diferentes, con tres vidas diferentes, pero unidas por un vínculo artístico,
arcaico, primitivo, hermoso, intuitivo y expresivo… la escultura.
Sther Velayos
Escultora, artista participante en la exposición